Trabajar en la nube.
La nube tecnológica ya estaba implantada en nuestras vidas y en la vida de las empresas, pero es ahora con la llegada de la nueva normalidad a la que nos enfrentamos a causa del Covid-19, que las empresas luchan por ganarse este mercado en auge.
Algo tan cotidiano para nosotros como ver una serie en Netflix o comprarnos complementos en Amazon, lleva detrás un software con una infraestructura deslocalizada que en los últimos años ha pasado de estar a disposición de solo unos pocos a ser protagonista en la digitalización de las empresas.
Contar con la nube, permite en primer, lugar el desarrollo y salida al mercado de productos software, pero sobre todo permite ahorrar a las empresas un gran cantidad económica debido a los costes que conlleva mantener e implantar estas infraestructuras físicamente en una empresa.
El concepto Nube ya se barajó desde los años 70, pero fue en 2006, de la mano de Amazon, cuando cobró más importancia con el lanzamiento de Elastic Compute Cloud, que permite a terceros alquilar servidores de su nube para ejecutar sus propias aplicaciones, lo que supone un ahorro en ordenadores propios y lo convierte por tanto en uno de los principales proveedores de Nube pública a nivel mundial.
Junto a Amazon, lideran también el mercado de la nube Google Cloud Plataform, IBM Cloud y Microsoft Azure, plataformas que ofrecen servicios en la nube como Saas ( software como servicio) , el más solicitado, o PaaS ( Plataforma como servicio), ambos dedicados al desarrollo y ejecución de actividades, y también el IaaS ( infraestructuras como servicio), dedicado al almacenamiento a nivel más básico.
Las nuevas tecnologías marcan la ventaja competitiva dentro del sector, por lo que el principal rival de Amazon es Microsft, con su propuesta de implementar una nube inteligente, que facilitara a los desarrolladores la creación de programas en áreas tan en auge como la inteligencia artificial o el machine learning.
En unos años casi todas las empresas habrán adoptado el cloud computing con el objetivo de ganar agilidad y ahorrar en costes, externalizando el almacenamiento de la información, el hosting, análisis de datos o sistemas de relación de clientes.
La Asociación Española de la Economía Digital, CISPE, recalca a las administraciones públicas la necesidad de avanzar en este terreno para fomentar la transformación digital en las empresas españolas para no quedarse atrás y poder competir en el mercado internacional.
Hay que destacar que migrarse a la nube, conlleva de por si muchas dificultades, pero la primera es la preocupación de las propias empresas por la seguridad o privacidad que supone que los datos de sus clientes se encuentren “flotando” en la nube, y más después de que se estableciera el GDPR.
Con el objetivo de cumplir con el nuevo Reglamento de Protección de Datos, la mayoría de empresas trasladaron sus datos a una granja de servidores. Unas optan por la cloud pública, donde gran parte de la responsabilidad de dichos datos recae en los proveedores, y otras recurren a los servicios de housting, es decir, alquilan un espacio físico en una instalación protegida para guardar los equipos.
En definitiva, alojar los datos en las nube por parte de las empresas es cada día una realidad más establecida. El futuro está en la nube.
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