Riesgos Laborales en Peluquerías: Cuidado con los Agentes Químicos.

En las peluquerías, se llevan a cabo diversas tareas que implican el uso de productos cosméticos. Estas tareas incluyen cambios de color y decoloraciones, cambios de ondulación, como el moldeado permanente y el alisado, así como tareas de lavado, acondicionado y peinado. Sin embargo, es importante tener en cuenta que muchos de los productos cosméticos utilizados en estas actividades contienen sustancias químicas peligrosas para la salud.

Estos productos cosméticos presentan formulaciones complejas y pueden adoptar diversas formas, como líquidos, cremas, geles, pastas o polvos. A veces, es necesario mezclar dos o más productos antes de su uso, utilizando cuencos de plástico y espátulas para homogeneizar las preparaciones.

Durante la realización de estas tareas, los trabajadores están expuestos a diferentes agentes químicos peligrosos. Estas exposiciones pueden ocurrir por contacto directo con la piel o por inhalación de aerosoles y componentes volátiles que se evaporan durante la aplicación de los productos, especialmente cuando se emplean fuentes de calor, como secadores o planchas para el cabello. Además, existe el riesgo de contacto con la piel o las mucosas por salpicaduras o derrames.

Algunos de los agentes químicos peligrosos que se encuentran en los productos cosméticos utilizados en peluquerías incluyen el persulfato de amonio y potasio, utilizados como acelerantes en las decoloraciones; el amoníaco, presente en los productos de coloración oxidantes; y diversos compuestos como la p-fenilendiamina, p-toluendiamina y 4-aminofenol, que se utilizan en los tintes capilares. También se pueden encontrar otros ingredientes, como el resorcinol, el alcohol tetrahidrofurfurílico, el tioglicolato de amonio y el glicerolmonotiogliocolato, que se utilizan en los cambios de ondulación.

Además de estos agentes químicos, los productos cosméticos pueden contener disolventes como acetona, etanol, metanol y xileno, entre otros. También es importante tener en cuenta la exposición a propelentes, como el butano, etano y propano, presentes en los productos en aerosol.

Las vías de entrada de estos agentes químicos en el organismo son principalmente la piel, la inhalación y la exposición ocular, siendo poco probable la ingestión accidental.

Los efectos dañinos que pueden provocar estos agentes químicos en los trabajadores de peluquerías incluyen dermatitis, irritaciones, quemaduras cutáneas, conjuntivitis, rinitis, asma, cefaleas, somnolencia y mareos. Además, algunos componentes de los productos cosméticos pueden tener efectos negativos en la salud de las trabajadoras embarazadas, así como en el feto y el niño durante el periodo de lactancia.

Los factores de riesgo más significativos que aumentan la probabilidad de daños para la salud derivados de la exposición a agentes químicos en el entorno laboral de las peluquerías son los siguientes:

1. Composición de los productos cosméticos:

Los productos cosméticos utilizados en peluquerías son preparaciones complejas, compuestas por múltiples ingredientes químicos. La diversidad y complejidad de estas formulaciones dificultan la identificación exhaustiva y actualizada de las sustancias peligrosas presentes en dichos productos.

2. Insuficiencia de la ventilación general:

En general, las peluquerías suelen ubicarse en pisos o locales comerciales con sistemas de ventilación diseñados principalmente para la climatización, en lugar de proteger específicamente contra los riesgos químicos.

3. Inexistencia de extracciones localizadas:

Las extracciones localizadas son necesarias durante la preparación de las mezclas de productos cosméticos y en determinados tratamientos. Su ausencia puede aumentar el riesgo de exposición a agentes químicos peligrosos.

4. Factores organizativos y métodos de trabajo inadecuados:

- La elección de productos basada únicamente en criterios estéticos, sin considerar aspectos preventivos.

- La práctica común de cortar el cabello después de aplicar productos de coloración, lo que puede implicar contacto directo entre el profesional y dichos productos sin la utilización habitual de guantes.

- La falta de disponibilidad o el uso incorrecto de equipos de protección individual (EPI), como guantes inadecuados o la escasa utilización de protección respiratoria cuando es necesario.

Otros factores a tener en cuenta:

- Presencia de varios focos de exposición en las peluquerías, donde se realizan diversas tareas que implican el uso de diferentes productos químicos.

- Situación de embarazo o lactancia de las trabajadoras, que puede requerir consideraciones adicionales de protección.

- Factores ambientales, como la humedad y la temperatura elevada en el lugar de trabajo, que pueden influir en la absorción y evaporación de los agentes químicos.

- La edad temprana en la que los profesionales de peluquería comienzan a manipular productos cosméticos, lo cual aumenta la exposición durante su formación y primeros meses de trabajo.

- Exposición fuera del lugar de trabajo debido al uso de productos cosméticos en el ámbito privado, con menor aplicación de medidas preventivas.

- Los utensilios de trabajo, como tijeras y navajas, que pueden contener níquel, una sustancia química sensibilizante.

- Riesgos adicionales relacionados con el uso de lentes de contacto, sensibilidad previa o patologías respiratorias, y la existencia de lesiones en las manos, que facilitan la entrada de agentes químicos peligrosos al organismo.

Es fundamental que los técnicos de prevención de riesgos laborales estén conscientes de estos factores de riesgo y promuevan medidas de prevención adecuadas para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores en el sector de las peluquerías.

La evaluación de riesgos es el proceso utilizado para identificar, analizar y evaluar estos factores de riesgo. Consiste en identificar los riesgos potenciales, determinar su probabilidad de ocurrencia y evaluar el impacto que tendrían en caso de materializarse. La evaluación de riesgos permite priorizar los riesgos, establecer medidas de control adecuadas y tomar decisiones informadas para reducir o gestionar los riesgos de manera efectiva.

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